viernes, 24 de febrero de 2017

DESPEDIDA

Al culminar mi actividad, en la esfera pública como docente del CEIP, debido a mi retiro por jubilación, deseo agradecer a todos los que de una u otra forma me permitieron desarrollar esta carrera con amor y verdad, sabiendo que lo que así se construye dura para siempre.
Mis grandes aliados han sido la curiosidad, la creatividad, la fe, el cariño de mis alumnos, la risa y el  apoyo de los padres que me concedieron el gran honor de confiarme a sus hijos.
Si volviera el tiempo atrás, elegiría una y mil veces esta profesión.
Cuando pienso en mis colegas, maestras y maestros más jóvenes, veo lo difícil que es abrirse paso día a día en estos tiempos. He visto cómo hemos dejado de ser un referente en la educación de los niños para irnos transformando en personas que tenemos que soportar el enojo cotidiano de los demás. Todos tenemos responsabilidad en esto. Es por eso que quisiera hacer un último pedido.
A mis colegas les pido que desarrollen la capacidad de ponerse en el lugar del otro.
A las familias les pido que apoyen y valoren a los maestros de sus hijos haciendo sus aportes y sugerencias desde la crítica constructiva.
Para tener un mundo mejor y el país que soñamos, es necesario tener también familias y escuelas de sólidos cimientos, construidos, a mi entender, en base a dos valores de los cuales día a día se habla poco y se practican menos: el respeto y la tolerancia.
Si hay algún legado para dejar, el mío ya está en sus manos. Tengo la esperanza de que les haya servido.

Ana Orce





DATOS Y ESTADÍSTICA